Sentimientos nacionalistas
Uno de los más notables fue "La Gran Idea".
La Gran Idea era la expresión del sentimiento nacional tras el nacionalismo griego en los siglos XIX y XX. Pretendía unir a todos los griegos en un solo Estado nación con su capital establecida en Constantinopla. Tomó ante todo la forma de un irredentismo.
El término fue inventado en 1844 por Ioannis Kolettis,primer ministro del rey Otón. La Gran Idea dominó toda la política exterior y por consiguiente la política interior de Grecia: de la guerra de independencia de los años 1820, al problema chipriota de los años 1970 pasando por las guerras balcánicas de principios del siglo XX. El principal adversario de Grecia en su realización de la Gran Idea fue el Imperio otomano y, posteriormente, Turquía.
Nació en el pensamiento de la Ilustración y de la Revolución francesa. Así, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del 26 de agosto de 1789 proclamaba el derecho de los pueblos de disponer de sí mismos. Los griegos, sometidos a los Otomanos, deseaban disponer de idénticos derechos y tener un "gobierno que emanara del consentimiento de los gobernados", como lo proponía la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América. Las ideas ilustradas tocaron a los Phanariotes, quienes por sus funciones administrativas y gubernamentales (entre las que destacaban los papeles de intérpretes para la Gran Puerta) estaban muy en contacto con Occidente.
En 1803, apareció en París el Informe sobre el estado actual de la civilización en Grecia; en 1806 se publicó en Livorno un Discurso sobre la libertad. Estas obras transportaban las ideas de las Luces sobre la Libertad o el derecho de los pueblos de autogobernarse.
Pero la misma definición sobre qué era "griego" o qué era lo "griego" planteaba en sí un problema: “¿Qué principio se debía aplicar: la etnia "griega", religión ortodoxa "griega", lengua "griega", la geografía, la historia?”
Iakovos Rizos-Neroulos declaró durante la primera conferencia de la Sociedad Arqueológica de Atenas, en 1838, sobre la Acrópolis de Atenas:
"Señores, estas piedras, gracias a Fidias, Praxíteles, Agoracrita y Mirón, son más preciosas que diamantes o ágatas: es a las piedras a las que debemos nuestro renacimiento político."
Evocaba aquí el papel de los viajeros occidentales, a los del Grand Tour, en el nacimiento del sentimiento nacional griego a finales del siglo XVIII. Su interés por los monumentos antiguos le mostró tanto a los griegos eruditos, como a las poblaciones locales, que existía otra Grecia como referencia además de la Grecia de la Iglesia ortodoxa sometida al poder otomano. Nacieron entonces en Grecia una progonoplexia (obsesión por los antepasados) y una arkhaiotreia (fascinación por lo antiguo). Se comienza a dar a los niños nombres a la antigua. Se hizo lo mismo con los nombres de las embarcaciones y con la propia lengua griega: la lengua vernácula estuvo considerada "contaminada" por palabras extranjeras (turcas sobre todo). Había que reencontrar una lengua "pura": se eligió el Ático del Siglo V a. C.
La antigüedad se hizo, pues, la nueva referencia para definir "Grecia".
La extensión máxima de este Estado nación sería, para los más extremistas, la extensión del mundo griego según Estrabón, pero la referencia histórica escogida será: de Italia del sur (Magna Grecia), a Antioquía, pasando por Creta, Chipre y toda Anatolia; del norte, del mar Negro (Ponto Euxino) a Creta, pasando por la misma Grecia continental, el norte de los Balcanes y Asia Menor. Esto correspondía a la extensión del Imperio bizantino de tiempos de la Dinastía macedónica.
Hay que añadir a este sentimiento el traumatismo político y religioso de la Toma de Constantinopla por los Otomanos en 1453. Constantinopla era la capital religiosa de la ortodoxia y la capital política del Imperio bizantino. Su pérdida coincidió con la desaparición de Grecia y el sometimiento de los griegos. Su libertad y su existencia como nación podía pasar sólo por la reconquista de la "Ciudad".
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